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Texto argumentativo


Hoy en día las estaciones del Metro son accesibles para las personas en estado de discapacidad o que presentan movilidad reducida, el Metro desde su política de desarrollo de Gestión e inclusión social y a través de su infraestructura ha adecuado 30 de 31 estaciones existentes con ascensores, plataformas mecánicas, escaleras eléctricas y/o apoyos isquiáticos para brindarle a dichas personas un servicio “en condiciones óptimas”, pero ¿hasta qué punto estas medidas son las más eficientes?

La falta de solidaridad y de “Cultura Metro” por parte de los usuarios ocasiona que la mayoría de los usuarios con movilidad reducida vean su ingreso al sistema como una verdadera odisea; por ejemplo, en la estación San Antonio entre las 5:15 y las 6:30 pm las filas de personas son colosales y el ingreso a los vagones por parte de las personas con movilidad reducida tiene que realizarse entre empujones, pisotones, golpes, insultos porque “estorban mucho” y personas que prácticamente quieres sentársele encima de la silla de ruedas; en definitiva, el ingreso al sistema de las personas con movilidad reducida no se da de acuerdo con el tan sonado lema: “Metro calidad de vida”.

Pero de estos hechos obviamente no es solamente culpable el Metro quien ha proporcionado instrumentos útiles para el desplazamiento de las personas con movilidad reducida y ha tratado de incentivar a sus usuarios en torno a la “Cultura Metro “y el sentido de pertenencia por el sistema, sino que como ya desarrollé anteriormente son los mismos usuarios quienes desde su desacato por las normas sociales de convivencia y sus comportamientos erráticos e incluso excluyentes contribuyen a que las personas con movilidad reducida se lleven unos buenos golpes, insultos y miradas recelosas cuando hacen uso del sistema.

En estas circunstancias valdría la pena plantearnos que tan eficiente es el hecho de que “Las personas con movilidad reducida tienen espacios delimitados y debidamente señalizados en los coches. El Metro ha insistido en que ellos tienen prioridad para poder acceder y ubicarse en esos espacios”, como afirma Juliana Correa vocera de la empresa Metro como solución a los problemas que afrontan dichas personas o si la solución más adecuada a los problemas sería resolverlos desde su causa más evidente: la falta de cultura, respeto y solidaridad por parte de los usuarios que en ocasiones parecieran ser más animales desprovistos de razón que seres humanos.


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